La obra durkheniana comprende un conjunto de trabajos que cabría resumir en siete puntos básicos:
Emile Durkheim (1858 – 1917) |
3. La educación y la pedagogía. Hablando siempre como sociólogo, Durkheim enseñó toda su vida la pedagogía, “cosa eminentemente social”. Sus cursos sobre la Historia de las teorías de la educación y la educación intelectual en la escuela primaria han sido conservados solamente en parte. Su artículo “Educación”, publicado en el Nuevo Diccionario de Pedagogía y de Instrucción Primaria (1911), constituye un resumen de su teoría de la educación. Sus grandes cursos de Burdeos y de París sobre la educación moral y sobre la Evolución de la pedagogía en Francia (de los orígenes al renacimiento y de éste a nuestros días), fueron publicados en 1925 y en 1938 respectivamente. El arte y la ciencia y de la pedagogía tienen para Durkheim unos objetivos muy precisos: “ejercitarse a pensar distintamente, sentir la infinita riqueza de la realidad, desarrollar un verdadero espíritu humanista”.
4. La economía, la política y el derecho. Dos grandes trabajos concentran la atención de Durkheim sobre estos importantes elementos de la vida social. El socialismo(1828, póstumo) comprende su curso sobre la historia del socialismo y del comunismo, que partiendo de la filosofía económica, jurídica y política del s.XVIII y estudiando en particular la obra saint-simoniana, lleva a una posición eminentemente crítica: “no hay en la historia una crisis tan grave como la que atraviesan actualmente las sociedades europeas”. Las lecciones de sociología. Física de las costumbres y del derecho (1950, póstumo) recoge diversos fragmentos de sus cursos divididos en dos partes: la solidaridades de grupo (la moral profesional y la moral cívica) y las solidaridades universales (El respeto de la vida y el derecho de propiedad). Estos estudios son una invitación a comprender los mecanismos que rigen la vida social para poder tratar los problemas humanos de la sociedad contemporánea.
5. La moral. Un tema constante y una evidente frustración. Desde los comienzos, la conclusión de La división del trabajo social daba el tono claramente: “En una palabra, nuestro primer deber, hoy, es construir una moral”. Aparte de diversas consideraciones de circunstancia como La ciencia de la moral en Alemania (1887), La determinación del hecho moral (1906), Juicios de valor y juicios de realidad (1911), Durkheim no pudo producir la gran obra que preveía su “Introducción a la moral” escrita justo antes de su muerte. Esta última indicaba tres grandes temas, el concepto de moral, el papel del moralista y, sobretodo, la concepción y el desarrollo del método propio a una ciencia de la moral para nuestro tiempo.
6. La filosofía. A diferencia de M. Weber, cuya formación de base son la historia y el derecho, y al igual que Marx, Durkheim comienza su vida intelectual con el estudio de la filosofía (en particular Kant y los clásicos del humanismo francés). Es más, buena parte de sus artículos serán publicados en revistas especializadas en esta disciplina, como “Representaciones individuales y colectivas” (Revista de metafísica y moral, 1898). Este trabajo, que preludia justamente su principal aporte filosófico sobre los fundamentos de una teoría sociológica del conocimiento, será desarrollado en su obra de madurez Las formas elementales de la vida religiosa (1912) del cual desarrollaré el Análisis del fenómeno religioso: Origen, vivencia y transformación.
7. La Religión. Profundamente influido por su educación en la tradición judía y por su fe constante en “la religión de la humanidad” (Saint-Simon, Comte), el autor De las formas elementales de la vida religiosa presenta un monumento intelectual destinado a probar la función decisiva del sentimiento religioso. “La religión consiste en creencias y en prácticas relativas a las cosas sagradas”. Comprender la religión como relación con lo sagrado, sin relación necesaria con los conceptos de divinidad y de más allá, tiene una importancia extrema para la ciencia del hombre: saber, en efecto, que la experiencia religiosa no es un fenómeno especializado vivido solamente por determinados individuos y culturas, sino un fenómeno universal. ¿ Por qué universal? Porque en toda ocasión, en todo tiempo, en toda civilización y en toda cultura, tradicional o moderna, los seres humanos necesitan una orientación trascendente, una relación con una realidad absoluta o sagrada que les permita fundar y desarrollar su búsqueda de identidad personal y colectiva. La religión es en fin de cuentas una experiencia en sí respetable; una experiencia real y no el fruto de un puro acto imaginativo; una experiencia cuyo objeto de culto no tiene un carácter hipotético, sino sustantivo, puesto que la causa objetiva, universal y eterna de la religión es la humanidad. Así, una tarea clave de la ciencia del hombre es descubrir concreta y críticamente cómo los diferentes grupos humanos sacralizan las dimensiones individuales y colectivas que les constituyen.
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